Ansiedad de Lanzamiento

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Ya todo está puesto.

El Brand. Las fechas de lanzamiento. Los profesores invitados.

Sé que esto es lo que quiero hacer. Sé que esto es lo que necesita el mundo. O al menos muchas personas de mi comunidad.

Contraté una Growth Hacker. Me alié con una plataforma de cursos. Caray, llevo planeando este proyecto por años.

Y aún.

Está la ansiedad, el síndrome, eso que es tan familiar: Las voces a las 11 pm o mismo antes de sentarme a escribir esto.

  • “Mejor lo pospongo”.

  • “Mejor le bajo el precio y dejo de apuntar a que sean 50 personas inscritas”. (caray, mi primer curso de Wellness lo cobré en $1,300 pesos!)

  • “¿Tal vez mejor el próximo año? Es taaaanto trabajo, mejor me doy más tiempo”.

Y luego, cuando no atiendo de lleno estas preguntas, vienen las voces más fundamentales:

  • Voy a perder dinero.

  • Voy a caer en la irrelevancia.

  • La genta sabrá que soy un impostor que no sabe de lo que está hablando.

  • Mi esposa me va a dejar.

Y la peor:

  • Me voy a defraudar a mi mismo. No me podré ver en el espejo.

Esta lista hace parecer como si estos pensamientos, o más bien emociones, llegan a mi de forma secuenciada. Primero uno, luego otro. Pero no.

Están tan interrelacionados con mi identidad, con las ansiedades que siento cada vez que hago algo diferente o que conlleva incertidumbre, que me es fácil confundirme.

Pero ahora, y por eso escribo, y por eso elijo hacer un proyecto que no sé como hacer, porque quiero decirme y creerme que la confusión es signo de madurez.

Creerme que justo esto que yo estoy viviendo es lo que vive cualquier otra emprendedora en el mundo del bienestar. Saber que justo el futuro, ese Gran Futuro del que hablo tanto pero no tengo idea de cómo podría yo llegar a describirlo de forma total, depende de meterme constantemente en momentos de confusión, de invitar las confusiones, y verlas como lo que necesito. No solo para aprender, sino porque sostener la confusión es lo que eventualmente me hará más creativo. Y tal vez esa es una de las grandes esencias del bienestar.

La confusión como prerrequisito para el bienestar de verdad.

Ya sé lo que sigue: Respirar. Agradecer que tengo el privilegio de estar en dónde estoy. Y el aún mayor privilegio de poder elegir hacia dónde quiero ir.

Ya solo con eso mi proyecto hace sentido. Ya solo con eso, sé que mi esposa no me dejará. Y más aún: que yo no me dejaré.

No quiero engañarme ni engañar a nadie. No porque ahora me sienta un poco más tranquilo significa que ya la libré. Porque construir el Gran Futuro siempre conlleva ansiedad, miedo y duda, a cada paso del camino. Lo que quiero recordarme más y más es de estos momentos de pausa, cuando me sorprendo que en pocos minutos de atención plena, estas emociones pueden transformarse en todo lo contrario: curiosidad, emoción por el futuro, agradecimiento de estar aquí.

Si este no es el proceso por el que todos y todas pasaremos dentro de The Wellness Business Lab, y cada quién con sus proyectos, pues no sé de que otra forma uno se puede atrever a hablar del Gran Futuro.

La ansiedad es signo de madurez cuando viene de la elección de crecer y de crear.

Qué belleza.

Te invito a que sostengas mis ansiedades y yo las tuyas en esta comunidad de creadores.

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