Verano en París
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Pasé mis vacaciones de verano en París. Se nos ocurrió ir en agosto, cuando la mitad de los parisinos está fuera de la ciudad.
Esto es algo que siempre deseamos los chilangos: que se vacíe la ciudad para poder ir al centro, a los museos, a los parques. Que no haya tráfico ni caos.
Pero en París es diferente.
Cuando los parisinos se van, sus negocios parisinos cierran: panaderías, restaurantes, tiendas, galerías. Hasta encontrar farmacias abiertas es más difícil.
Caminando por su calles entendí algo que nunca había conectado: una cultura de emprendedurismo, de ser dueño de tu propio negocio, es también una cultura de Wellness.
Mientras que en México y Estados Unidos casi todos los negocios son de cadena, en París la mayoría de ellos son atendidos por sus dueños. Si ellos se van, el local cierra. Desde tintorerías hasta papelerías, desde abarrotes hasta cafeterías.
¿Cuándo has visto que un Italianni’s o una Farmacia del Ahorro cierre por dos semanas porque el encargado se fue a la playa?
Pero no es solo por las vacaciones que el emprendedurismo crea una cultura de Wellness.
Cuando alguien es dueño y operador de su negocio, su bienestar está directamente ligado al de sus clientes y su equipo. Si a ellos les va bien, a él también. Por eso se toma el tiempo de conocerlos de cerca: el panadero que ajusta la receta para la vecina diabética, el terapeuta que acomoda su horario para una madre, el librero que recomienda lecturas según la historia de cada cliente. Esa cercanía construye lealtad, humaniza la comunicación, cuida al equipo y orienta decisiones sobre qué vender y cómo hacerlo. Eso —relación, ritmo, cuidado— es Wellness.
No nada más es la relación con tus clientes sino el sentirte parte fundamental de tu comunidad. Si atiendes la cafetería del barrio, te importa algo más que vender café. Te importa el barrio mismo: que las calles estén limpias, que no levanten un corporativo de 20 pisos a tu lado, que la gente se sienta segura y a gusto.
Cuando negocio y comunidad se sostienen mutuamente, el Wellness deja de ser un producto y se vuelve práctica cotidiana.
Me impresiona cómo, en una ciudad tan globalizada como París, sobrevive esta “cultura de pueblo”. En medio de una urbe llena de marcas de lujo y cadenas internacionales, persiste la lógica del trato directo, del comercio que pertenece al barrio antes que al mercado global. Incluso en la capital del mundo, lo local, lo personal, sigue siendo la regla más que la excepción. Al menos así se siente en el periodo vacacional.
En Wellness hablamos mucho de la “localización”. Es una forma de oponerse a la lógica de la globalización, que convirtió el bienestar en producto industrial: producción en serie, reducción de costos a toda costa, desechos externalizados y desconexión de los recursos de origen. Esa lógica prometía accesibilidad, pero terminó erosionando la calidad y rompiendo vínculos con el entorno. Por eso muchos nuevos proyectos de turismo de bienestar, de nutrición o de agricultura regenerativa, o de retail, hoy se quieren fundamentar en principios locales: obtener lo necesario de cerca, reintegrar los residuos en el mismo ecosistema y estar cerca de tus clientes y proveedores para mantener el equilibrio dentro de una escala más humana.
Eso es lo que muchos de nosotros soñamos. Y aunque tal vez soñamos con hacer un gran corporativo y vender nuestros productos en todo el mundo, quizá pensar más en lo local, en lo pequeño, sea lo que de verdad genere bienestar: para ti, tu rutina, tus tiempos, tus relaciones de trabajo, tu ecosistema natural y para la gente a la que sirves. Tal vez desde ahí y solo desde ahí algún día podemos buscar esa escalabilidad.
Caminando por Paris pienso que ser dueño de algo no es la meta final, pero pensarse así es necesario para seguir creando una cultura de negocios que atiendan y reinterpreten lo que llamamos Bienestar.
Por eso, si quieres emprender o ya estás emprendiendo y esto te aterra recuerda que el simple acto de valerte por ti mismo ya es un acto de bienestar.
Te invito a The Wellness Business Lab. Un espacio para encontrar mejores maneras de emprender, de dirigir proyectos, de proponer tu oferta al mundo. El programa será 100% en línea, tendrá 18 sesiones y empezará el 7 de octubre.
Así como París se vacía para que los negocios sigan un flujo más humano de descanso y reparación, tu negocio de bienestar también puede y debe construirse con tiempos, rutinas y modelos que recuperen la congruencia que hemos olvidado.
Para saber más de este programa:
Inscríbete aquí a la próxima Wellness Talks con Eloisa Wolf. Será el miércoles 26 de agosto a la 1:00pm (Hora CDMX).